guion

Un día en la vida - Inés

Temporada 1 /

Episodio 4

publicado el 11.06.2024

Inés Casal: IC

Presentador: P

Narrador: N

INICIO
IC

yo en ese momento había pensado mucho que tenía que empezar a pensar más en mí, en mi vida, en mi vida sobre todo sentimental, personal…

P

había pensado que necesitaba una oportunidad, un nuevo comienzo, una ilusión…

IC

yo había pasado una década muy difícil…

PRESENTACIÓN
P

hola. bienvenidos a ‘La mala palabra’, un podcast de El Estornudo.

 

yo soy Enrique Guzmán Karell, y este es un espacio donde contamos historias reales, eventos que han sucedido a personas como tú.

 

esta es nuestra primera temporada, se llama ‘Un día en la vida’, y tiene cinco episodios. en cada uno hacemos una narración en torno a un suceso que cambió la vida de su protagonista, que determinó un antes y un después.

 

el episodio de hoy se titula Inés.

IC

mi nombre es Inés, Inés Casal Enríquez, tengo actualmente 75 años, estoy jubilada. era profesora de la facultad de química de la Universidad de La Habana… ahora me dedico a mis nietos y a mi vida personal…

P

Inés, además, es colaboradora habitual de El Estornudo.

 

a solicitud de la testimoniante, el único nombre real que utilizaremos es el de ella. para el resto de los personajes, nos valdremos de nombres ficticios.

 

hoy contamos con la narración del actor Jorge Ferdecaz. y él nos cuenta así:

PARTE 1
N

la historia que vamos a contar hoy comenzó a finales de los años noventa del siglo pasado. Inés venía de pasarla muy mal. en ese momento tenía un poco más de cincuenta años y, aunque deseaba recomponer su mundo íntimo y sentimental, ya había comenzado a sentir que esa era una posibilidad muy remota. algo que no iba a pasar.

 

tenía lógica que sintiera eso. los últimos años habían traído muchos eventos adversos…

IC

desde el fallecimiento de mi madre, pasando por el divorcio y terminando, prácticamente en el 98, con un accidente doméstico que tuve, que me hice una fractura de una vértebra.

 

había pasado muchas, muchas cosas, tanto desde ese punto de vista como… bueno, fue una década difícil en Cuba también, una hija adolescente, un hijo en edad primaria y, bueno, todas las cosas que fueron pasando a lo largo de eso.

N

lo peor de todo ese trayecto tan duro, que incluyó una profunda crisis que el estado cubano nombró Período Especial, fue que tuvo que hacerlo sola; sola, y sufriendo.

IC

me había divorciado de mi esposo de toda la vida, después de 17 años, queriéndolo todavía mucho. me había divorciado porque sabía que esa relación ya no tenía remedio, habían sido dos años, tal vez más, muy difíciles para mí para tomar esa decisión…

N

Inés había intentado con todos sus recursos salvar ese matrimonio. había construido una familia y había sentido durante años que podría ser para siempre. se negaba a renunciar a eso, a pesar de que las cosas no estaban funcionando bien desde hacía rato. pensó que podía ser una crisis, que lo superarían… pero por encima de todo estaba enamorada y ese amor le alcanzó para hacer unas cuantas concesiones. hasta que comprendió que no estaba en sus manos la solución, y aceptó, con no poco dolor.

IC

y yo me sentía, además, fatal… yo pasé muchos años, yo diría que dos o tres años… que no lograba olvidarlo, aunque nunca pensé en volver con él… fue necesario que llegara ese final en nuestro matrimonio, pero aparte de todo lo que me había pasado, yo también lo seguía queriendo muchísimo.

N

sin embargo, a finales del 99 Inés se sentía mucho mejor.

 

y entonces llegamos al día en que comienza esta historia. era viernes. el viernes 10 de diciembre de 1999. en la mañana Inés llegó a la facultad donde daba clases desde hacía 30 años. el clima estaba agradable y había movimiento. corría la edición 21 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

IC

ese día, casualmente, suspenden las actividades docentes, a partir de las 2 de la tarde, por todo aquello que se estaba haciendo por el regreso de Elián, etc..

N

cinco días antes había comenzado lo que después se conoció como la Batalla de Ideas.

«miles de cubanos se dieron cita frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, en el malecón habanero, en reclamo del niño cubano Elián González Brotons…»

N

aunque inicialmente fueron actos y marchas en reclamo del regreso del niño Elián González, luego se convirtió en una ofensiva político ideológica promovida por el estado a todo lo largo del país.

 

Inés estaba exonerada de ir a esas marchas por lo de la reciente fractura de la columna. no podía estar tantas horas de pie. así que de pronto se vio liberada de responsabilidades en cuanto terminó de almorzar. y tenía un plan para más tarde.

IC

días antes yo me había reencontrado con un amor antiguo de muchos años antes, siendo yo muy joven, antes de casarme y todo…

N

Roberto, un novio de su juventud.

IC

y me reencuentro con él cerca de mi facultad un día, estuvimos conversando muchísimo rato, él me habló un poco de su vida, que se había casado dos veces, yo le hablé también un poco de la mía. y en esa conversación, empezamos a recordar aquellos tiempos bonitos, y él me invita a su casa a pasarme un fin de semana.

N

Roberto no trabajaba muy lejos de la Universidad. le propuso pasar por ella ese viernes al terminar la jornada, sobre las 5.

IC

que él me recogiera al final de mi trabajo ahí en la facultad de química.

N

Inés había dicho que sí, pero en realidad no estaba completamente decidida, no se sentía tan entusiasmada. y cuando pensó en esperar hasta las 5 le pareció una eternidad. se preguntó si aquello no sería una señal de que no era buena idea ir…

IC

y entonces yo dije: «bueno, me da mucha pena, pero será en otro momento…».

N

y empezó a valorar una idea mejor: ir al cine.

IC

yo tenía una credencial y por lo tanto podía entrar al cine sin tener que hacer las largas colas que se hacían en ese momento.

N

ir al cine sola no era algo que le gustara o acostumbrara a hacer, pero recordó que ya llevaba tiempo diciéndose a sí misma que tenía que pensar en ella…

IC

y en el año… aproximadamente a finales del 98, yo sentía que mi vida estaba tomando como un respiro; no estaba tan, tan mal, me había ido muy bien desde el punto de vista profesional y estaba yo esperando, finales del año 99, para viajar a México…

N

la habían contratado para impartir un diplomado de seis meses en la Universidad Autónoma del Estado de México.

IC

los seis meses me parecían demasiado tiempo, mi hija estaba terminando la carrera, y mi hijo estaba comenzando el preuniversitario. pero, bueno, entre los tres decidimos que era un sacrificio que teníamos que hacer, ellos más que yo, por supuesto. yo lo iba a hacer desde el punto de vista más bien sentimental porque sabía que los iba a extrañar mucho.

N

era un sacrificio necesario. económicamente lo necesitaban mucho. y también Inés necesitaba un cambio.

IC

hasta ese momento yo lo único que había hecho era seguir adelante una rutina, una rutina que se me convirtió en el motivo de mi vida, el objetivo de mi vida, que era sacar adelante a mis hijos.

N

en fin, que se fue al cine.

IC

me fui para el cine, ahí en Infanta…

N

y vio una película. sola. cuando terminó la tanda salió y sintió que no había estado tan mal después de todo.

IC

y yo estaba deseosa de ver una película de la cual se hablaba mucho, ‘Con los ojos bien abiertos’ o ‘Con los ojos bien cerrados’, que era de… trabajaban, estos que eran un matrimonio…

N

‘Eyes Wide Shut’, de Stanley Kubrick, protagonizada por Nicole Kidman y Tom Cruise. era la sensación de aquella edición del festival. todos los cinéfilos de La Habana hablaban de ella.

IC

entonces, yo dije: «ay, mira dónde están poniendo esta película». era relativamente cerca de mi casa, pero empezaba, bueno. yo dije: «ay, no, irme para mi casa ahora, si total…» la película empezaba a las 9. comí algo rápidamente por allí, y me fui para el cine Alameda.

N

cogió la ruta 68 en Infanta rumbo a Santa Catalina, sintiendo que concederse ese rato con ella y para ella era la mejor decisión.

 

Inés se trasladaba desde el norte, cerca del Malecón hacia el sur, centro geográfico de la ciudad. iba hacia 10 de Octubre, el municipio donde ella vivía, y el Alameda era el cine más grande de ese municipio.

IC

cuando yo entro al cine, que está iluminado todavía, hay un hombre parado al final, casi al final… que me está haciendo como señas, pero yo de lejos no me doy cuenta si es conmigo; pero él me decía que sí, y entonces… digo: «bueno, debe conocerme» y para allá voy; claro, ya cuando me acerco era Daniel…

N

resulta que Daniel había visto a Inés entrar al cine, y la había reconocido de inmediato. se conocían porque habían estudiado en el Instituto Preuniversitario de la Víbora a inicios de los sesenta.

IC

yo entré en el preuniversitario, en La Víbora, en el año 63.

 

Daniel, estaba… no recuerdo si en tercero, en cuarto año…

N

Inés y Daniel coincidían en los pasillos, en la cafetería… hasta en el barrio, porque Daniel tenía un amigo que vivía en la cuadra de Inés. se reconocían, intercambiaban miradas, saludos. no más que eso.

IC

después, bueno, claro, él siguió su vida y yo seguí la mía, y… nos habíamos visto en algunos momentos, en algunos lugares. pero hacía años que yo no lo veía, muchos años.

 

entonces, me senté al lado de él, intercambiamos muy poco porque ya comenzaba la película…

N

supo que Daniel estaba viviendo solo porque su mujer y sus hijos se habían mudado a Miami. ella le contó que se había divorciado, que sus hijos vivían con ella, y que estaban grandes…

 

y la película empezó. y la vieron. y cuando terminó, Daniel pensó que no le apetecía despedirse tan pronto de Inés.

IC

salimos y él entonces me dice: «yo vivo muy cerca de aquí y tengo carro, así que pasamos por mi casa y después, si tú quieres, yo te llevo hasta tu casa. pero, vamos, la noche es joven todavía».

N

decir que sí parecía un poco atrevido. Inés, interiormente, titubeó.

IC

la primera reacción mía fue: «no, no, no, yo me voy para mi casa, ya es muy tarde…» porque, además, yo tenía cincuenta y pico de años, yo sabía a lo que él me estaba invitando, ¿no? yo no era tan tonta, ni nada de eso.

N

pero en realidad ella no tenía compromiso con nadie. su hija había salido con el novio y seguramente estaban también en el cine, no dormiría en casa esa noche. su hijo pasaría el fin de semana con el padre. ¿quién esperaba a Inés? nadie.

IC

y nos fuimos, efectivamente, a dos cuadras de su casa, y él… no sé si era adivino, pero sacó una botella de coñac, que es la bebida que más me gusta. «vamos a brindar por este reencuentro…» nos pusimos a conversar, sacó algo para picar…

N

y conversaron, y se contaron más cosas. él le contó que no le era fácil vivir solo, no le gustaba. ella le contó que se sentía raro entrar en la etapa en que los hijos ya no son niños. pasaron las horas…

IC

y de pronto me dice: «¿tú te bañas con agua fría o con agua caliente..?»

N

Inés rio. pensó en el contenido de su bolso: cosas para pasar el fin de semana fuera, cepillo de dientes, ropa para cambiarse…

IC

le dije: «no, no, con agua fría, normal.» dice: «no, no, no, porque, bueno…para si quieres bañarte ante de irnos a la cama.» yo le dije: «sí, claro.»

 

no hablamos para nada de nada, ni de «bueno, ya, te llevo hasta tu casa», «no te llevo», «¿te quieres quedar?», «¿no te quieres quedar» no, no, fue una cosa tan natural…

 

y me bañé, y me quedé ahí.

N

a la mañana siguiente Inés despertó con una agradable realización.

IC

al otro día yo sentí como una paz interior, bueno, primero voy a hablar… directamente; no sé cómo decirlo, había disfrutado yo el sexo, la verdad, me había sentido bien; hacía un tiempo que no lo disfrutaba, él era un hombre extremadamente cariñoso, muy tierno –diría yo– pero muy sencillo, todo lo veía muy normal, para él todo era natural y entonces, yo me había sentido bien, habíamos estado, además, conversando mucho, mucho, nos habíamos dormido bastante tarde. él se despertó primero que yo y me estaba esperando con un desayuno, yo me sentía muy bien.

N

aunque Daniel insistió en llevarla, ella prefirió irse sola, caminar. vivía a no más de veinte minutos caminando.

IC

yo me sentía, como diría una joven quinceañera, yo me sentía en las nubes, casi con deseos de ir cantando por el camino, porque yo me… yo lo que sí recuerdo que esa mañana para mí, ese día para mí, fue como un despertar.

«Camino cuadras y cuadras cantando en voz alta
Nadie se explica lo que me pasa
El mundo está al revés para mí… »

IC

no sabía lo que iba a pasar, porque, además, yo estaba próxima a viajar. incluso habíamos hablado que yo estaba próxima a irme… pocos días después yo me fui seis meses.

 

yo no sentí que eso era una relación que comenzaba. yo pensé que eso podría ser esa única noche y ya; que eso, bueno, habíamos estado juntos, éramos adultos, bien adultos los dos y que… «bueno, esto a lo mejor se prolonga unos días», pensé en que iba a ser algo, a lo mejor fugaz, pero que me hacía sentirme bien.

N

no hablaron de relación o de compromiso y ella simplemente se fue a su casa. esa misma tarde Daniel la llamó y la invitó al cine otra vez. y fueron ese sábado, y el domingo… siguieron viéndose.

IC

fuimos también a algunas fiestas de amigos de él o que se hacían precisamente por el Festival de Cine…

 

el día antes de irme estuvimos también juntos ahí en su casa. me fui al otro día por la mañana y ya, sabíamos que… estaríamos seis meses que no nos volveríamos a ver, pero bueno, él me dijo: «cuando tú regreses, pues nos tenemos que seguir viendo ¿no?» y yo le dije: «bueno, sí, claro que sí.»

N

aunque no tuvieron un intercambio intenso, en esos seis meses sí mantuvieron la comunicación.

IC

bueno, en aquel momento no había internet ni nada de eso, por lo menos en Cuba, nos escribíamos por correo electrónico. yo le escribí una vez por correo postal, y él me llamó una vez, me parece que fue el 14 de febrero.

 

después, cuando yo regresé… yo regresé en agosto, unos pocos días después de yo regresar lo llamé. me acuerdo perfectamente cuando yo lo llamé por teléfono, y me dijo:

 

«¿ya estás aquí?» «sí, sí, ya estoy aquí, en La Habana. incluso te estoy llamando para ver si voy por tu ca…» era un sábado. «¡ven para acá! ¿quieres que te vaya a buscar?» y yo me fui para allá, fue un reencuentro muy bonito.

N

sostuvieron una relación de cuatro años. una relación pausada y madura.

 

una forma hermosa y sosegada del amor.

IC

para mí fue como un despertar, como… yo había estado como dormida. me sentía plena, me sentía contenta, feliz de tener ese nuevo renacer en mi vida, ese romance.

N

en esos años Inés tuvo otros proyectos de intercambio académico con universidades latinoamericanas. se sentía profesional y económicamente activa y solvente.

IC

en cada uno de esos años yo salí, pero por menos tiempo, por cinco semanas a dar cursos en diferentes países de América Latina. él me acompañaba al aeropuerto, y cuando yo regresaba él estaba más o menos al tanto…

N

Inés recuerda particularmente uno de esos reencuentros.

IC

él me había prometido que me iba a estar esperando en el aeropuerto y, sin embargo, él no estaba. a mí aquello me resultó raro ¿no? yo dije: «bueno, vamos a ver lo que pasó». y recibo la llamada por teléfono. digo: «ah, ¿y tú cómo estás» me dice: «yo me tuve que operar de una hernia umbilical de urgencia que casi me muero». yo me quedé fría, y me dijo: «pero, bueno, no puedo ir para allá, pero ¿por qué tú no vienes?» y yo, bueno, fui para allá rápido… y cuando llegué allá el abrazo que nos dimos fue tan fuerte que él me dijo: «oye, oye, que todavía yo tengo los puntos».

N

Daniel era un tipo carismático, sociable, sensible. hacía que ella se sintiera atendida, interesante.

IC

él era una persona que le interesaba mucho la vida de los demás, no solamente la mía, la de todo el mundo. él era periodista, era muy conocido, incluso tuvo algunas presentaciones televisivas, aunque en ese tiempo en que nosotros nos reencontramos él trabajaba en Radio Habana Cuba, él tenía un programa… me entrevistó una vez en el programa, que era más o menos, de la vida de las personas; diferentes personas cubanas, normales y corrientes. me recuerdo que él me pidió entrevistarme, para que yo hablara de mi vida normal, de qué yo hacía, mi profesión, etc. entonces, estaba muy al tanto, no solamente de mi vida profesional, sino de mi vida personal…

N

además, a ella le agradaba la relación que cultivó con la familia.

IC

tuvo un acercamiento muy bueno con mi familia, excelente; toda mi familia lo adoraba: mis hijos, mis hermanas. él era muy fiestero, muy… él estaba siempre presto a hacer algún tipo de actividad, de fiesta, de paseo… él era muy dado a eso ¿no? y muy familiar, extremadamente familiar.

N

en resumen, era una relación donde primaba el disfrute por encima de las exigencias. no hubo compromisos que no fueran con el ahora y con el deseo compartido de disfrutarse, con la ilusión de seguir viéndose.

IC

yo no viví nunca con él, no sentí esa necesidad; nunca me lo planteó, ni yo se lo planteé a él, teníamos nuestra libertad individual; yo me sentía bien, nos veíamos mucho, mucho, o nos hablábamos por teléfono constantemente, él me recogía en el trabajo…

N

ella sentía que él era un compañero.

IC

pero no el que yo tenía que hacerle la comida, lavarle los calzoncillos… no, no, no, yo no estaba… no… no quería eso, nunca estuve decidida a enrolarme de nuevo en un matrimonio con todas esas obligaciones. yo quería disfrutar eso que yo no había tenido nunca.

N

sin embargo, en cierto momento la realidad cambió.

IC

la mamá de él, que en esos momentos estaba en los Estados Unidos, había ido a visitar a tres hijas que tenía allá. la madre fue de visita y allá se empezó a sentir muy mal y resultó ser un cáncer en etapa terminal y regresó, incluso vino directo para el hospital porque estaba muy mal, y del hospital la mandaron a la casa ya, a que muriera ahí con sus hijos.

N

y en medio de todo eso, Inés sintió que se enrareció el ambiente, que todo empezó a ponerse gris.

IC

y ahí empezó como el final en la relación de nosotros por lo siguiente: él, bueno, estaba en función… la madre fue para la casa de él, porque la casa de él tenía mejores condiciones y, bueno, allí estaban también las hermanas… y entonces nosotros nos empezamos a ver… por ejemplo, si él tenía que salir a buscar un medicamento o a buscar algo, me llamaba rápidamente para ver si nos veíamos y podíamos tener un rato juntos.

N

era lógico, después de todo, dada la situación. pero había cosas que a Inés le hacían sentir inquieta, que no parecían acomodarse.

IC

no me sentía bien, la verdad. yo lo que creo que soy un poco perspicaz. yo empecé a notar que había alguna otra cosa en su vida, yo lo empecé a notar.

N

hay situaciones que, aunque se vean venir, no pueden evitarse.

IC

su madre fallece, yo voy al velorio y todo eso y… empieza una etapa entre nosotros un poco más fría; sí, yo iba a su casa, a veces nos veíamos, pero él, como que empezó a ponerme pretextos de cosas que tenía que hacer después de la muerte de la madre, etc. y yo me di cuenta que ahí tenía que haber algo.

N

Inés cargaba demasiados años como para no tener un olfato fino. y un día le dijo:

IC

«vamos a conversar, porque a mí me parece que aquí esta relación de nosotros está un poco rara». él lo reconoció, por supuesto, no me dijo que tenía una relación con una mujer –que sí la tenía– pero sí me dio a entender que sí, que había algo y que él lo notaba y que él me pedía, recuerdo que me dijo así: «Yo te pido que tú no me… no dejes que esto se acabe. pon tú de tu parte para que esto no se acabe». yo le dije: «¿yo? ¿de mi parte? pero, ¿por qué yo de mi parte, si a mí no me pasa nada?» me decía: «no sé, no sé, cáeme atrás, enlázame con algo, pero no… no dejes que yo me vaya.» yo le dije: «no, Daniel, no, yo no… las cosas conmigo no funcionan así. hemos tenido una relación muy bonita, pero si la cosa es así, que tú sientes que hay otra cosa que te… te atrae, bueno, vamos entonces a terminar esto y vamos a quedarnos como buenos amigos y punto».

N

y así quedaron, quedaron como dos adultos que decidieron no lastimarse, como amigos cercanos.

IC

mi separación no fue traumática, realmente. yo había sufrido un trauma muy grande, había sido muy difícil para mí la separación de mi esposo de toda la vida, ese sí había sido muy, muy duro. una vez leí, mucho tiempo después que me separé de… de Daniel, un poema de Dulce María Loynaz, que se llama ‘Balada para el amor que llegas tarde’, me parece que se llama así, algo así, que empieza diciendo:

«Amor que llegas tarde, tráeme al menos la paz:
Amor de atardecer, ¿por qué extraviado camino llegas a mi soledad?
Amor que me has buscado sin buscarte…»

N

el poema se llama ‘Balada del amor tardío’.

IC

es un poema muy bonito y que tiene un final así también como…

«Amor de mi silencio y mi cansancio,
hoy no me hagas llorar.»

IC

y eso era lo que yo quería, no tener una nueva relación en que yo tuviera que llorar. yo soy reacia a llorar, pero no quería que de nuevo me cayera la tristeza que a mí me había caído después de la separación de mi esposo.

N

pero se siguieron viendo, hablaban con frecuencia por teléfono, él la visitaba…

 

poco después Daniel, aunque hizo resistencia, tuvo que valorar la posibilidad de reunirse con su familia en los Estados Unidos.

IC

eso lo conversamos mucho, yo le decía: «pero allá están tus tres hijos, ya tienes tus nietos. entonces, a mí me parece que en un momento determinado tú vas a tener que tomar esa decisión».

 

entonces, un día viene a decirme que se iba… él cada vez que iba a viajar venía «me voy a España, me voy a pasar por allá un mes» o «voy a Colombia, que me invitaron». pero ese día yo sé que él venía a despedirse. eso debe haber sido… bueno, yo creo que fue después del 2012.

N

aunque eso tampoco significó que dejaran de comunicarse.

IC

nos escribíamos por correo electrónico, él venía a Cuba, vino a Cuba en varias oportunidades, Siempre nos veíamos cuando él venía, aunque fuera cinco minutos…

N

y como la vida no deja de dar vueltas mientras uno está vivo, en el año 2017 Inés obtuvo una visa de turismo para los Estados Unidos, válida por cinco años.

IC

yo viajé cuatro veces a los Estados Unidos. las tres primeras veces nos vimos. enseguida que yo llegaba lo contactaba y nos veíamos: fuimos a la playa, fuimos a… a restaurantes, fuimos a casa de amigos…

N

de algún modo retomaron una especie de romance.

IC

él me suplicaba que yo me quedara, que por qué yo no me quedaba a cuidarlo. él no era un hombre de buena salud y… y él me decía: «yo estoy solo aquí, estoy enfermo, ¿por qué tú no vienes a cuidarme aquí?»

N

a veces nos gustaría hacer simultáneamente cosas que son incompatibles. nos pasa a todos. son las pruebas que nos pone la vida. la vida nos pone a elegir.

IC

tal vez si yo no hubiese tenido a mis hijos y a mis nietos aquí en Cuba ¿quién sabe? tal vez yo hubiese decidido quedarme un tiempo con él allá, no lo sé tampoco. pero no, yo no…

N

Inés volvió a Cuba, a su vida, todas las veces.

IC

entonces la última vez que fui a los Estados Unidos, recuerdo que fue en julio, el 25 de julio del 2019, cuando lo traté de contactar no me salía al teléfono. un sobrino mío que lo conocía, por supuesto, tratamos también de ver cómo lo podíamos contactar, a través de quién, y nada, regresé…

N

Inés regresó a La Habana un tanto atribulada.

IC

ya yo cuando regresé y vi que no me salía al teléfono, no sé, yo tuve la sensación de que él… decía: «bueno, ¿estará en España –pensaba yo– habrá ido a pasarse una temporada allá?» pero es que me extrañaba… le escribí por correo electrónico, por supuesto, nada. y entonces, bueno, ya cuando regresé y vi que él no me contestaba, yo dije…

N

la muerte… con setenta años se piensa en la muerte…

IC

y entonces recibí, unos meses después, un correo electrónico de un hijo de él, en el cual me decía que…: «han pasado muchos meses y ahora es que yo he podido revisar el correo electrónico de mi padre. han sido meses muy difíciles para todos nosotros y bueno, en particular para mí…» yo no conocí nunca a sus hijos, personalmente no los conocí, yo los conocí por fotos y sabía de sus vidas a través de él. y entonces me dijo: «he leído los correos electrónicos tuyos, varios que le has escrito, indagando y como esperanzada, pero debo decirte que cuando tú llegaste a Miami, el 25 de julio, mi papá hacía unos poquitos días que había fallecido.

N

en aquel mensaje el hijo de Daniel dijo cosas muy bonitas. le hizo saber a Inés que su padre hablaba de ella, que la recordaba con frecuencia, con cariño.

IC

él me habló de ti, yo conozco de la relación de ustedes, él me habló muy bien de esa relación, y me encantaría, Inés, que cuando tú vinieras de nuevo a los Estados Unidos, si puedes, me contactes porque me encantaría intercambiar contigo. tú debes tener anécdotas de mi papá que yo no conozco y yo podría contarte cosas de mi papá que a lo mejor tú no conoces.» y en eso quedamos, si alguna vez voy a los Estados Unidos trataré de… de encontrarme con él.

 

a mí me… sentí mucho, mucho, la muerte de él, no solamente por el hecho de que ya no lo voy a volver a ver nunca más, y de lo que él significó en mi vida, sino porque… me lo dijo, él nunca fue feliz en el tiempo que estuvo allá, en los Estados Unidos. era muy feliz por estar al lado de sus hijos y de sus nietos, pero desde el punto de vista personal, no… él siempre decía que una de las cosas que más le gustaba estar en Cuba era porque él era aquí Daniel y allá no, allá era el padre de Fulano o el padre de Mengano, no Daniel.

N

aunque haya terminado –como suele terminar todo lo que comienza– Inés tiene de su parte una gran fortuna: atesora un recuerdo bonito, especial, un recuerdo que disfruta cada vez que decide evocarlo.

IC

yo creo que fue especial porque ocurrió exactamente en el momento adecuado. creo que si hubiese ocurrido antes ese reencuentro, o después, no hubiese sido igual. eso estoy casi segura.

N

la vida le respondió a la pregunta que se había hecho mientras superaba el dolor por el fin de su relación con el padre de sus hijos, su compañero de 17 años.

IC

a veces pensaba que yo no iba a poder sentir lo mismo con otro hombre que lo que había sentido con él. y ese día, al otro día de mi reencuentro con Daniel, me di cuenta que sí, que lo podía sentir, no solamente desde el punto de vista, digamos, sexual, etcétera, sino, sobre todo, desde el punto de vista sentimental… ese día yo no me acordé para nada de mi matrimonio, de mi matrimonio anterior, ni nada.

N

el amor está en el aire. el amor nunca dejó de ser un asalto, aun en la madurez. el amor es un milagro…

IC

y es muy interesante, pero yo después de Daniel no he tenido ninguna otra relación, bueno, una relación ahí esporádica, pero no… nada importante en mi vida, nada, nada importante. y eso fue ya hace 20 años.

N

y ese fue el saldo más valioso que le quedó.

IC

ya yo me había demostrado que yo estaba viva.

CRÉDITOS
P

este testimonio fue grabado en septiembre de 2023.

 

hizo la transcripción Inés Casal.

 

Laura Llópiz y yo hicimos el guion.

 

narró Jorge Ferdecaz.

 

la edición y la mezcla de sonido son de Irina Carballosa.

 

hemos escuchado fragmentos de los temas musicales:

 

Así es tu amor, de Liuba María Hevia,
Bajo tu sombra, de Lucía Huergo,
Sin ir más lejos, de Marta Valdés, interpretado por Gema Corredera.
Gorrión, de Pavel Urkiza; y
Vida consentida, de Lino Borges

 

la música original para ‘La Mala Palabra’ fue compuesta por Carlos Sarmiento.

 

yo soy Enrique Guzmán Karell, estuve a cargo de la producción, con la asistencia de Ileana Botalín y Laura Llópiz.

 

estaremos de regreso en dos semanas con vivencias de personas como tú.

 

gracias, muchas gracias por escuchar.